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Alcanza la abundancia en tu vida

La palabra abundancia proviene del latín “abundantia” que significa “gran cantidad de algo”, asociado a la prosperidad, a la riqueza o al bienestar. Una persona abundante puede definirse como aquella que está contenta y satisfecha con la vida, posee relaciones ricas en amistad y amor, comenzando con aquella que profesa consigo mismo. De modo tal que el concepto particular que tengas de la abundancia define tu propio éxito. Todo aquello en lo que fijes tu atención bien sea en lo que piensas o sientes, eso es lo que atraerás hacia ti, haciendo tu vida escasa o abundante.

A continuación, comparto con ustedes cinco pasos para desarrollar la abundancia:  

  1. Valorarnos a nosotros mismos: Implica aceptarnos tal cual somos, amarnos, reconciliarnos con nuestra imagen, abandonar viejos hábitos que provocan conflictos, vicios y sentimientos negativos. Requiere disponernos a cambiar, superándonos cada día.
  2. Disposición a cambiar el enfoque hacia lo positivo: Elevar nuestro nivel de conciencia consiste en darse cuenta, romper paradigmas, liberar falsas creencias, renovar nuestra visión y disposición de conectarnos con el mundo. Disponernos a cambiar de rumbo nos direcciona a encontrar el balance en nuestra integridad personal: a nivel físico, mental y espiritual.
  3. Aceptar y fluir para experimentar lo que somos: Acepta que toda experiencia de vida se da por contrastes y fluye entre las contradicciones que ofrece la vida: deja venir lo que se requiera e ir lo que se tiene que marchar. Céntrate y sé flexible en toda situación, vence los miedos a emprender nuevos caminos. Recuerda que la libertad implica abandonar lo conocido y tener la confianza de adentrarnos a lo desconocido a cada paso de nuestra existencia.
  4. Cerrar ciclos del pasado: Reconcíliate con todo aquello que quedó detrás de ti, lo pasado, pisado, culmina la relación en paz y agradece la experiencia. Busca de estar claro en el rumbo a seguir alineado con tu propósito y dirección en la vida. Luego, desarrolla y ejecuta un plan de acción para conseguirlo, pero antes pregúntate: ¿Cuáles son los beneficios para ti y los tuyos?
  5. Valora la vida y lo que tenemos hoy: Deja de vivir “muriendo” a cada instante. Recuerda que vinimos para ser felices en este mundo. Así que conéctate con la naturaleza desbordante de tu ser y comienza a dar gracias por: tus bienes, la salud, el alimento, el abrigo y el techo que te cobija, por tu actividad laboral, familia y amigos, por el conocimiento y la sabiduría adquirida. Acércate a la divinidad, dando gracias a tus guías espirituales, a tus padres y ancestros por: lo que eres, tienes y por la guía y sabiduría transferida desde el nacimiento.

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