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Disfrutar de los ciclos de la vida

Es necesario vivir, disfrutar y crecer en cada etapa de nuestra existencia. Antes del preescolar, jugábamos en un eterno presente, parecía muy lejos el día siguiente y cuando nuestros padres en algún momento de la semana, decían que podían llevarnos al parque el sábado, lucía aún más distante en nuestra mente. En esa época maravillosa para muchos de nosotros, cada día transcurrido era largo, porque nos enfocábamos en una cosa por vez, ante la curiosidad que despertaba el mundo. Luego, tocó ir a la escuela y conocer niños de distintos matices, algunos asustados, llorones en su primer día de clase, otros entusiasmados ante el cambio. Una etapa de prueba en la capacidad de relacionarnos con los demás, de conocer nuevas palabras, normas, disciplina, costumbres de otros que van enriqueciendo ó no a nuestra vida. 

El bachillerato transcurre en la adolescencia del sentido común, mientras que el conflicto transitorio entre el niño interior y el yo adulto se hace presente, inmerso en el desarrollo hormonal de todo ser humano. Se trata de una época compleja, salpicada de indecisiones, rebeldía, apatía, inquietud y entusiasmo. Años más tarde, el joven se abre paso en la educación superior ó cómo aprendiz en algún lugar con el sueño de trazarse un porvenir. La edad productiva llega con un título universitario bajo el brazo ó con la experiencia laboral temprana en jóvenes de bajos recursos. Pronto llegan otras responsabilidades al hacer familia y emprender un proyecto de vida. Él éxito se vislumbra según el entusiasmo, la voluntad y el amor en toda labor cotidiana, favorecido por el empuje de la juventud.

La madurez entra para recoger algunos frutos de lo sembrado en otrora, mientras seguimos plantando semillas en la tierra fértil de nuestra creatividad.  Esta época busca de asegurar tranquilidad y recursos para cuando tengamos una edad avanzada.

La vejez llega dignamente en quienes supieron experimentar cada ciclo de su vida a plenitud, tratando con alimentación balanceada, hábitos y emociones positivas a su cuerpo, buscando de mantener siempre una tarea ó propósito. Para quienes dejan de establecerse objetivos y se desconectan de la alegría de vivir por alguna situación traumática ó falta de perdón, la existencia puede llegar a tornarse insoportable. De allí la importancia de encontrarle un sentido a la vida, hacer desde ahora lo que en verdad valoramos porque nos gusta para estar motivados durante el tiempo que permanezcamos en la Tierra. “Sólo así podrás bendecir la vida cuando la muerte esté cerca”, afirmaba Elisabeth Kübler-Ross, famosa psiquiatra de gran prestigio por su dedicación a paliar el dolor de los enfermos terminales y de las familias que sufren la pérdida de un ser querido.

La muerte viene de manera temprana en muchos casos y aparece en la vejez de acuerdo al ciclo biológico del ser. “Morir es tan natural como nacer y crecer, pero el materialismo de nuestra cultura ha convertido este último acto de desarrollo en algo aterrador” decía la Dra. Kübler-Ross, una mujer que creía en el poder del amor incondicional para guiarnos cuando abandonemos este planeta hacia nuestro verdadero hogar, un remanso de luz y paz. Así que perdona, ama, ríe, arriésgate a descubrir y trabajar en tu propósito de vida desde el amor para que estés en armonía contigo y los demás antes de partir al otro lado del velo.

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