La palabra chakra viene del sánscrito chakrá que significa círculo, rueda ó disco y refiere una antigua forma hindú de explicar como fluyen las corrientes de energía que circulan en nuestro cuerpo.
Se han descrito 7 chakras principales ó vórtices electromargnéticos concentrados, cada uno de los cuales controlan el flujo energético corporal, se relaciona con distintos aspectos de nuestra vida desde lo más básico hasta lo más trascendente y maneja una energía particular que transmite al resto del cuerpo físico, mental y espiritual. Estos torbellinos giratorios se encargan del intercambio de energía y la organización funcional del organismo por lo que trabajan como válvulas interconectadas capaces de abrirse por sí mismas, captar y canalizar la energía en forma adecuada.
El desarrollo y la armonización de los chakras promueve el balance en los cinco aspectos de la prosperidad personal: la salud, el amor, nuestra relación con los bienes materiales y dinero, la parte mística-espiritual y el área laboral al elevar el nivel de conciencia del individuo a su máximo esplendor. Debido a su funcionamiento sistemático, cuando se produce un bloqueo ó disfunción en alguno de estos vórtices energéticos, esta desarmonización provoca un impacto en el resto. Algunas corrientes de pensamiento consideran que venimos a esta existencia con determinados desafíos vitales en alguno de nuestros chakras a modo de programaciones de vidas anteriores que condicionan nuestro presente. Otras corrientes opinan que la deficiencia ó armonía de los chakras deriva de las experiencias que tenemos desde la infancia a nivel familiar, cultural y de nuestro sistema de creencias. Las emociones negativas de inseguridad, miedo, rabia, tristeza, impotencia, frustración, autocastigo, autolimitación, entre otras cuando se viven a edad temprana ó se experimentan en nuestra vida de forma repetida pueden cerrar uno ó varios de los chakras de manera inconciente. Cada uno de estos vórtices energéticos influye sobre una determinada área corporal y psíquica por lo que al desarmonizarse, toda su zona de irradiación funcionará de manera deficiente. En contraste, cuando un chakra se encuentra libre y armonizado, los órganos y aspectos emocionales que influencia funcionan plenamente. Un ejemplo lo tenemos en el chakra cardíaco ó cuarto chakra llamado también Anahatha, cuya área de irradiación comprende el corazón, el pecho, los pulmones, el timo, el sistema inmunológico, los brazos y las manos. A nivel psíquico en Anahatha reside la identidad personal y los sonidos de la conciencia. Cuando este chakra está en balance se expresa en un individuo desinteresado y compasivo, sereno, respetuoso con gran capacidad para disfrutar de la belleza, perdonar, aceptar, tener alegría, todos ellos aspectos del amor incondicional. Por el contrario, cuando este vórtice está bloqueado resultan comunes las afecciones cardíacas y pulmonares, el asma, transtornos del sistema inmunológico y de la tensión arterial. Es posible que la persona experimente un dolor profundo en el pecho y a pesar de realizarse distintos análisis clínicos no encuentran el origen del malestar, éste puede ser un posible indicio del bloqueo de este chakra. A nivel psicológico surgen depresiones, angustias, melancolías, conflictos con las relaciones interpersonales e incapacidad de disfrutar la vida.
A medida que pasan los años y crecemos en la sabiduría que nos da la experiencia, el conocimiento y la madurez, los chakras cambian y responden aunque no accionemos sobre ellos de manera intencional. No obstante, sí trabajamos sobre estos vórtices energéticos en forma conciente obtendremos cambios con mayor rapidez y eficiencia. Es importante destacar que el trabajo con los chakras no sustituye la medicina tradicional sino que más bien la complementa, constituyendo una valiosa herramienta de ayuda en el progreso del paciente hacia su recuperación. Por otro lado, sí estamos sanos y no sufrimos de ningún malestar, trabajar con los chakras para armonizarlos y desarrollar su plenitud permite el despertar de todos nuestros potenciales lo cual se traduce en un mayor bienestar a nivel físico, psíquico y espiritual. “Toda acción armonizadora sobre los chakras repercutirá en la integridad del ser humano”.